Oldenzaal, Netherlands - Polarsteps

La hermana de mi amiga se graduó en Amsterdam y fue a celebrar con sus padres. Y me invitaron! Fue un honor para mí así que claro que dije que si. Sus padres no viven en Enschede sino en una pequeña ciudad muy cercana. Así que su mamá nos fue a buscar. Y mi amiga holandesa me sentó en el asiento de adelante para que yo pudiera charlar mejor con su mamá. Una señora hermosamente bella y amable que me preguntó mil cosas y me contó tantas otras. En el camino se olvidaba algunas palabras en inglés entonces le hablaba a su hija en holandés y ella me traducía. Era increíble. Llegamos a su casa y allí estaban el padre y la hermana de mi amiga. Yo sin más preámbulo me senté a charlar con ellos. Su padre me contó que había leído Cien años de soledad de Gabriel García Márquez tres veces (creo y sino más). Y yo kheeee. Un aficionado total. Hablamos de todo un poco, de migración, perspectivas de vida, viajes, los hijos, los padres.. etc.. Y las hermanas se dedicaron a hacer la cena. Yo estaba un tanto entretenida charlando que mucho no ayudé. Mi amiga realmente es muy buena haciendo comida asiática. Hicieron una especie de Poke, donde todo estaba increíble, pero la salsa era wooooow. Su padre destapó un vino al que por supuesto no le dije que no. Es de esos señores duros de carácter pero con bondad. De esa gente que se ve que te quiere mucho pero también te regaña un poquito porque te quiere. Cómo que discutieron un poco para que mi amiga se llevara el auto y no tuviese que ir al trabajo la semana siguiente en bici o bus porque era más lejos donde usualmente es. Yo brindé a la salud de la hermana de mi amiga y felicitarla por su logro. Ellos estaban muy felices de estar cenando juntos. Fue una noche increíble. Lamento no haber escrito esto antes, y recordar más detalles. No me dejaron lavar los platos. Recuerdo la casa. De esas casas con un patiecito lleno de plantas. Y el vecino tenía unas cabras 🐐 de esos lugares que se sienten acogedores. Llegó la hora de irnos. Yo no quería... Y hoy escribiendolo quisiera volver. Su padre tenía turno laboral así que lo dejamos en su trabajo y luego nos fuimos a casa. Yo siempre fui colocando atención al orden de las avenidas en Países Bajos. Es muy ordenado y bonito. Buscamos dónde estacionar el auto prestado y volvimos. Nunca me imaginé pasar una noche linda con una familia desconocida que me recibieron como a una hija más. Podría ser el top de mis momentos más felices de este viaje.

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