1. Francy Ruiz
  2. La Guajira
  3. Paseo al cabo de la Vela

Uribia, Colombia - Polarsteps

Por cuestiones de tiempo, no pude hacer el recorrido completo por toda la Guajira, así que organice al menos un día ir al Cabo de la Vela. Me costó 250.000 COP (unos 62 USD) Arranqué a las 5.15am levantándome a estar lista pues entre 5.30 y 6 pasaban por mi. Efectivamente a las 6 en punto paso el señor Bot a recogerme. Me gané la lotería de los puestos en camioneta pues los demás pasajeros iban en grupo así que yo fui adelante 💪🏽 Después de buscar a la pareja pendiente salimos a la ruta. Arrancamos y a medida que se iba haciendo más día, comenzó el calor mucho más intenso. La primera parada fue las salinas de Manaure. Visitamos las piletas que son artesanales y trabajadas por la comunidad Wayuu. Nos explicaron sobre el microorganismo que se encarga de darle el color a los flamingos y garzas. Su nombre es la artenia salina. Allí comí una arepa de huevo y un cafecito y charle un poco con el guía. En el camino comenzaban a confundirme muchas cosas. Por ejemplo la enorme cantidad de basura y los autos con placas de Venezuela. Así que como iba de copilota, comencé a preguntarle cosas al guía. Sobre los wayuu, sobre sus costumbres, sobre el agua en la Guajira, la basura y demás problemas que son muy visibles en ese recorrido. Creo que podría hacer solo un blog de cuántas cosas ví y me impactaron. En el camino nos adelantabamos en la Guajira y pasamos por pueblos como El pájaro y Uribia. Cuando termina la ruta pavimentada y comienza la ruta de tierra (que no existe una vía, son los guías quienes saben cómo llegar al lugar), comienzan muchos niños wayuu a hacer peajes con una cabulla para pedir comida o dinero. El guía nos sugirió comprar pan y desempaquetarlo para evitar más plástico tirado en el ambiente, así que eso hicimos. Continuamos el viaje y al rato comenzamos a encontrar los peajes de niños wayuu. Una experiencia muy dura. Ver tantos niños pidiendo algo. Así que tuve que hacer fuerza de corazón para ir por cada niño dando comida hasta atravesar todo el camino. Al final del camino arribamos a unas mini dunas de arena. No me apasionaron pero estaban lindas. Seguimos un poco más el camino (siempre muchísimo calor y muchísima deshidratación así que mucha agua siempre) y llegamos a la playa arcoiris. Allí no se podía bañar. Solo ví un poco la magnificencia de ver el choque de las olas con unas rocas enormes, así que tomé fotos y admire un poco el paisaje y volví a la camioneta pues el sol era demasiado intenso. Después de que todo el grupo volvió, arrancamos a nuestra última parada que era el cabo de la vela. Desde lejos veníamos la montaña llamada el pilón de azúcar, lo que no sabíamos es que se podía escalar. Así que cuando llegamos pensé "primero escalo y de recompensa al trekking y el calor, bajo a bañarme". Y así lo hice. El trekking no es difícil pero hace tanto tanto tanto calor, que en cada segundo sientes que te descompones. Subí y la vista lo merece. Que magnífico es el caribe. Los colores, el viento, el sol y además de un par de delfines que ví ser felices nadando en esas hermosas aguas. Bajé y tenía una hora para bañarme en la playa de al lado. Pfffffff de los mejores baños en el caribe que me he dado. El agua era increíble y en efecto fue la recompensa a mi trekking y al calor. Con tristeza salí a la hora acordada con el guía y nos subimos a comenzar a volver. Media hora después paramos en un restaurante a comer e ir al baño. Comí pescado con patacones. Estaba muy bueno! El baño nos sirvió para al menos cambiarse el pantalón pues yo tenía un regreso largo hasta Santa Marta. Desde allí todo el rato fue volver a Riohacha. Atravesando el mismo camino, tratando de atender los mismos peajes de niños, con lo que nos quedaba de comida. A las 6pm volví a Riohacha, el sr guía me dejó en la terminal y ahí comenzó la travesía de volver a Santa Marta. Sin duda una experiencia para vivir.

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